jueves, 19 de marzo de 2009
a las
10:00
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Por: LUIS GUILLERMO HERNÁNDEZ / EL SIGLO DE TORREÓN / TORREÓN
Después de cinco años de ausencia en Torreón, Bunbury regresó ayer más "furioso" que nunca para ofrecer un concierto de rock donde lo mismo combinó temas viejos como La Señorita Hermafrodita como canciones de su más reciente disco Hellville de Luxe.
Fue en punto de las 8:47 de la noche, cuando Enrique Bunbury saltó al escenario como un animal furioso que canta con agallas cuando hay que hacerlo, pero también con dolor cuando entona temas donde explora el conflicto de la pareja, con letras más cercanas a la poesía de José Alfredo Jiménez que a la de Baudelaire.
Vestido de negro, con sombrero vaquero y sus clásicos lentes negros, el cantante inició un viaje de dos horas con El Club de los Imposibles. A los costados del escenario, dos pantallas mostraban a detalle imágenes sicodélicas que eran la escenografía perfecta para todas las gesticulaciones para este músico que vive y sufre cada una de sus composiciones.
Alrededor de cinco mil personas no dejaban de corear cada una de las canciones además de constantemente gritar "¡Enrique, Enrique, Enrique!".
En esta gira Bunbury no se hace acompañar del Huracán Ambulante, su banda que por más de 8 años estuvo con él en los escenarios. Ahora el violín y las trompetas fueron sustituidos por la fuerza de las guitarras, dando un toque más rockero al concierto. Al respecto sobresalió el trabajo hecho por Jordi Mena como guitarrista principal. Otros cuatro músicos completan la nueva agrupación, la cual ha sido definida por el propio Bunbury como "la máquina de matar que soñábamos en los ensayos".
Bunbury nunca deja de moverse, mostrando el gran dominio que tiene sobre el escenario, sus manos y piernas forman parte del lenguaje que utiliza este cantante español cuyo "ego" es de diez cuando está frente a la audiencia, lo que le permite ofrecer un concierto que deja a todos satisfechos.
Quien fuera un Héroe del Silencio demostró una vez más que es un Hombre Delgado que no Flaquea Jamás y que a sus 41 años es un músico maduro que no tiene miedo a explorar sonidos propios del tango o la canción ranchera para crear temas como Infinito, donde todos los asistentes del Coliseo se unieron a una sola voz para cantar: "Me calaste hondo y ahora me dejas".
A mitad del concierto Bunbury cambió de vestuario para colgarse una estola de plumas, y cubrir con una cortina roja las pantallas para dar un ambiente más propio de un cabaret.
Con cinco discos de estudio en su faceta solista, Bunbury se dio el lujo de "guardar" para otra ocasión las canciones de su etapa con Héroes del Silencio, dando prioridad a temas propios que ya son clásicos de su repertorio como El Extranjero, con un arreglo nuevo donde el acordeón jugó un papel preponderante, De Mayor, Los Restos del Naufragio, El Rescate, Sácame de Aquí, entre otras.
Como es su costumbre, Bunbury ofreció un concierto de más de dos horas donde la gente no paró de brincar en los temas más rockeros como Sí, Hay muy Poca Gente y esa nueva joyita que lleva por nombre Bujías para el Dolor.
Temas como Apuesta Por El Rock'n'Roll y Lady Blue, anunciaban un posible final. Sobre todo esta última cancióno cuya versión fue totalmente nueva dando mayor énfasis a las guitarras distorsionadas. Sin embargo faltaba lo mejor del concierto, ahí en el escenario apareció el cantante con un vaso en mano para echarse un trago y brindar por Torreón y cantar temas como Suertecita y Viento a Favor. Sin embargo el público pedía más, por lo que el hombre de Zaragoza volvió con botella de tequila en mano para cantar No me Llames Cariño, Canto (El Mismo Dolor), para terminar con ese tema nostálgico que compuso tras su divorcio y que lleva por nombre
Con su ya clásico "Hermanos y hermanas muchas gracias de verdad, Enrique Bunbury por siempre", el cantante se despidió de los laguneros tras ofrecer lo que sin duda ha sido el mejor concierto de rock en español de este año.
Fue en punto de las 8:47 de la noche, cuando Enrique Bunbury saltó al escenario como un animal furioso que canta con agallas cuando hay que hacerlo, pero también con dolor cuando entona temas donde explora el conflicto de la pareja, con letras más cercanas a la poesía de José Alfredo Jiménez que a la de Baudelaire.
Vestido de negro, con sombrero vaquero y sus clásicos lentes negros, el cantante inició un viaje de dos horas con El Club de los Imposibles. A los costados del escenario, dos pantallas mostraban a detalle imágenes sicodélicas que eran la escenografía perfecta para todas las gesticulaciones para este músico que vive y sufre cada una de sus composiciones.
Alrededor de cinco mil personas no dejaban de corear cada una de las canciones además de constantemente gritar "¡Enrique, Enrique, Enrique!".
En esta gira Bunbury no se hace acompañar del Huracán Ambulante, su banda que por más de 8 años estuvo con él en los escenarios. Ahora el violín y las trompetas fueron sustituidos por la fuerza de las guitarras, dando un toque más rockero al concierto. Al respecto sobresalió el trabajo hecho por Jordi Mena como guitarrista principal. Otros cuatro músicos completan la nueva agrupación, la cual ha sido definida por el propio Bunbury como "la máquina de matar que soñábamos en los ensayos".
Bunbury nunca deja de moverse, mostrando el gran dominio que tiene sobre el escenario, sus manos y piernas forman parte del lenguaje que utiliza este cantante español cuyo "ego" es de diez cuando está frente a la audiencia, lo que le permite ofrecer un concierto que deja a todos satisfechos.
Quien fuera un Héroe del Silencio demostró una vez más que es un Hombre Delgado que no Flaquea Jamás y que a sus 41 años es un músico maduro que no tiene miedo a explorar sonidos propios del tango o la canción ranchera para crear temas como Infinito, donde todos los asistentes del Coliseo se unieron a una sola voz para cantar: "Me calaste hondo y ahora me dejas".
A mitad del concierto Bunbury cambió de vestuario para colgarse una estola de plumas, y cubrir con una cortina roja las pantallas para dar un ambiente más propio de un cabaret.
Con cinco discos de estudio en su faceta solista, Bunbury se dio el lujo de "guardar" para otra ocasión las canciones de su etapa con Héroes del Silencio, dando prioridad a temas propios que ya son clásicos de su repertorio como El Extranjero, con un arreglo nuevo donde el acordeón jugó un papel preponderante, De Mayor, Los Restos del Naufragio, El Rescate, Sácame de Aquí, entre otras.
Como es su costumbre, Bunbury ofreció un concierto de más de dos horas donde la gente no paró de brincar en los temas más rockeros como Sí, Hay muy Poca Gente y esa nueva joyita que lleva por nombre Bujías para el Dolor.
Temas como Apuesta Por El Rock'n'Roll y Lady Blue, anunciaban un posible final. Sobre todo esta última cancióno cuya versión fue totalmente nueva dando mayor énfasis a las guitarras distorsionadas. Sin embargo faltaba lo mejor del concierto, ahí en el escenario apareció el cantante con un vaso en mano para echarse un trago y brindar por Torreón y cantar temas como Suertecita y Viento a Favor. Sin embargo el público pedía más, por lo que el hombre de Zaragoza volvió con botella de tequila en mano para cantar No me Llames Cariño, Canto (El Mismo Dolor), para terminar con ese tema nostálgico que compuso tras su divorcio y que lleva por nombre
Con su ya clásico "Hermanos y hermanas muchas gracias de verdad, Enrique Bunbury por siempre", el cantante se despidió de los laguneros tras ofrecer lo que sin duda ha sido el mejor concierto de rock en español de este año.
Desde Torreón para el mundo por
SpiderGamez
Etiquetas:
Música
2 Deja Tu Comentario:
Madres...!!!
Me hubiera gustado ir...
Tuve la oportunidad de ir a ver la gira del disco Flamingos, precisamente al auditorio de Torreón, hace ya varios años, y la verdad es que Bunbury es todo un fuera de serie.
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